Talento,
compromiso y humildad
Entrevista por Fernando
Bartolomé Zofío para MGE. Córdoba
David Russell es uno de los intérpretes
de guitarra clásica más importantes de las últimas décadas. Su nivel de
técnica, musicalidad y compromiso llegó a unas cotas imposibles de imaginar en
la guitarra tiempo atrás. No solo disfruto escuchando sus interpretaciones sino
que no dejo de aprender cada vez que hablo con él, por su inteligencia, su
sentido común, su humildad, su capacidad de trabajo y su compromiso con la
música.
La
primera vez que pude entrevistarle fue algo así como hace unos doce años, tras
un concierto suyo en el Auditorio Nacional de Madrid, y la sensación que tuve
en su momento la sigo manteniendo ahora. Mi pensamiento tras acabar el
concierto fue algo así como: “A esta gente hay que cuidarla. Es algo especial
que no se da todos los días y no podemos permitir que esto deje de existir”.
Somos afortunados por contar con músicos de la talla de David Russell.
Debido
a un imprevisto, y en el día anterior a su concierto en el Festival de Guitarrade Córdoba, David llegó tarde de viaje y celebramos la entrevista tiempo
después de lo acordado. David me avisó que llegaría tarde y me pidió mil
disculpas. Él estaba muy apurado por el retraso, pero lo que él no sabía es que
el mayor apuro lo tenía yo con él, robándole su tiempo para el descanso o para
el ensayo en el día del concierto.
Hablamos
de todo: de los recuerdos de su maestro José Tomás; de las rutinas y
pensamientos momentos previos al concierto; de los imprevistos que pueden
surgir antes de los conciertos y cómo los maneja él; de la autocrítica feroz del
músico sobre en el escenario y de los roles cambiados; del maestro como fuente
de inspiración; y, por supuesto, de la música de cámara y las asociaciones
extrañas de guitarra con otros instrumentos.
Dados
los imprevistos que surgieron previos a la entrevista lo primero que le
pregunté fue esto:
Cuando
tienes la agenda tan llena, siendo un músico de primer nivel mundial, y siendo
tan perfeccionista como eres, ¿cómo gestionas todos los imprevistos que surgen
a tu alrededor y que no dependen de ti, como pueden ser retrasos en el avión,
problemas de pasaporte? Al fin y al cabo cuando estudias prácticamente todo
depende de ti. Tú tienes el control. Pero con estos imprevistos, ¿qué hacemos?
La verdad es que no me gusta viajar en el día del
concierto, salvo si es algo cercano. Siempre intentamos dejar un día libre
antes del concierto. Y, a veces, no te llega la maleta o lo que sea. Yo siempre
intento meter la guitarra en el avión, y casi siempre lo consigo. Y no es por
miedo a que me la rompan, ¡sino por miedo a que no me llegue! Pero como suelo
llevar siempre la guitarra es un problema menos.
Pero a veces la maleta no llega, y tengo que tocar
con lo que llevo o buscarme ropa. Y esto ha pasado un montón de veces.
¿Y
cómo gestionas estos imprevistos de tiempo? ¿Retrasos? Al fin y al cabo esto es
solo una entrevista, pero si esto mismo te pasa cuando tienes que dar un
concierto sería muy incómodo.
La verdad es que una vez tuve que cancelar un
concierto. Pero no fue por problemas de viaje sino por problemas con un visado.
No me lo hicieron a tiempo y tuve que llamar para decir que no iba a poder
llegar hasta dentro de dos días. Y esto es un lío para la organización, pero en
general esto no nos pasa.
Una vez tuvimos que coger un coche alquilado desde
Nueva York hasta el norte y eran 8 horas de viaje. Yo llegué como media hora
después de la hora programada para empezar el concierto. No pasa nada. La gente
ya estaba allí, nos reímos un poquito y ya está.
Hace poco hicimos toda la noche desde Vigo hasta
Alicante porque a las 10.00 teníamos la apertura del Máster donde yo iba a
tocar, y cancelaron el último vuelo de Vigo. Así que le tocó conducir a mi
mujer toda la noche. Llegamos hacia las 8 de la mañana y a las 10 ya estábamos
tocando. Pero esto ocurre en contadísimas ocasiones.
De verdad, yo me pongo más nervioso con lo que es el
traslado, el viaje, y todas las pequeñas dificultades. Pero como no viajo solo,
siempre viajo con mi mujer, compartimos las dificultades. Ahora mismo, ella
está haciendo el check-in y yo puedo estar hablando contigo. Se encarga de
muchas cosas. Si tuviera que tocar esta tarde, o dar clases, ella habría
conducido casi todo el tiempo para que yo estuviera descansado o para que las
manos no estuvieran cansadas.
MGE
es un espacio dedicado a la guitarra, y especialmente dedicado a los ensembles
de guitarra, pero en él hay sitio para hablar de educación, de los grandes
maestros, de su pensamiento, de sus costumbres, etc. Os lío a todos los que
puedo para que colaboréis conmigo y compartáis vuestros pensamientos e
inquietudes sobre todo la música y los músicos y todo lo que gira en torno a
ella, con la intención de recopilar material de calidad y hacer un proyecto con
ello. Así que me gustaría tocar varios temas.
Con
lo que me gustaría comenzar, y estoy seguro que sabes mucho más que yo del
tema, es hablando del tema de los festivales en España. Concretamente en el
Festival de Córdoba sigue habiendo mucho apoyo de la organización, de la
Diputación, etc. pero no siempre es así, y este es un aspecto fundamental para
su supervivencia. ¿Qué tenemos que hacer para apoyar a difundir más estos
festivales o para mantenerlos?
Si piensas que si van 500 personas al concierto de
mañana, mucha de esta gente está en hoteles, restaurantes… Entonces, aunque le
cueste a la ciudad pagar para que haya estos conciertos, en cierta manera se
compensa con el dinero que la gente se va a dejar en Córdoba, o en el sitio que
sea. Para nada es dinero perdido. En Granada hacen lo mismo con su Festival,
aunque no es de guitarra, pero atraen a mucha gente. En Alicante se está
intentando lo mismo.
Entonces se trata de atraer a gente de fuera, que va
a hospedarse y va a ser beneficiosa para la ciudad. Yo creo que los guitarristas debemos hacer
bien nuestros conciertos y hacerlos atractivos para que la gente venga se va a
conseguir el apoyo, aunque por supuesto cada año es más difícil. Y ahora con
una crisis general en toda Europa, y en otros sitios, el apoyo a las artes en
general ha sido más difícil.
La guitarra tiene la ventaja de no necesitar el
mismo montaje que otros eventos y es más barato de contratar que una pequeña
orquesta, por ejemplo. Esperemos que no nos borren del mapa y que sigamos
existiendo, no solo para nosotros los guitarristas, sino para el mundo grande
la música y en lo que es la cultura de España. Y yo estoy muy feliz de que
Córdoba siga manteniendo la trayectoria que ha llevado hasta ahora desde hace
más de 20 años.
¿En
qué medida tiene que ver la elección del repertorio con el éxito del evento?
No hay que abaratar lo que hacemos. Tal vez no
tenemos que hacer del repertorio puro populismo. Por ahí no quiero ir. Lo que
sí es importante es que cada uno, cuando salgamos, toquemos bien y presentemos
bien. Puedes presentar un programa de características “durillas” para el
público pero lo presentas bien y sabes enunciar bien las obras, dándoles
interés, ellos se van a ir felices de haber escuchado estas obras. Entonces no
es solo tocar Asturias de Albéniz,
sino que es bueno ampliar el repertorio.
Si
hay algo en el repertorio que pueda ser más duro para el público, ¿crees que es
bueno hablar de la obra?
Yo creo que sí. Darle el valor que se merece, sobre
todo si es una obra nueva. Yo estos días voy a tocar una obra de Sergio Assad,
bastante nueva, y la voy a presentar. Voy a explicar un poquito porque tiene
una historia detrás, por qué se escribió y otras cosas. Para que la gente sepa
y tomen interés en la obra. Una suite de Bach no lo necesita.
La
obra es Sandy’s Portrait. ¿Puedes hablarnos sobre ella?
Este hombre, Sandy Bolton, era un mecenas que
patrocinó a muchos estudiantes, dando becas, comprando guitarras a estudiantes,
en la ciudad de Tucson, Arizona. Hizo
una donación muy grande a la Universidad, básicamente para el Departamento de
guitarra, para que nunca pudiera desaparecer este Departamento. Dejó dinero
para sueldos, becas, ayudas a estudiantes aventajados, concursos, etc.
Sandy había hecho todo esto y le queríamos hacer un
regalo. Como él tenía todo lo que necesitaba, le sobraba el dinero…
¿A
qué se dedicaba?
Había sido científico, farmacéutico y estadista. Y
había sido profesor y catedrático en varias universidades, a las que ayudó
económicamente siempre. Se jubiló en Tucson Y tenía muchas patentes con la
fortuna de que en los últimos años empezaron a usar algunos de sus
descubrimientos. Uno muy importante que tenía que ver con hacer que ciertos
medicamentos fueran solubles para el cuerpo. El medicamente estaba descubierto
pero él facilitaba el proceso para que el cuerpo lo aceptara. Y en los últimos
años muchos medicamentes usaban este proceso. Para explicarlo de una manera
simple.
Él era amateur de guitarra, de joven había tocado un
poquito, y vino a un curso mío a sentarse allí (de oyente). El profesor Tom
Patterson, de Tucson, le propuso venir a más cursos y a un concierto que de
jóvenes que había al día siguiente. Entonces él empezó a venir, con su mujer,
y se enganchó. Optó por dejar dinero. Si
veía alguien tocando bien con una guitarra mala compraba una en condiciones. Y
así empezó.
Entonces, pensamos; ¿Qué se le puede regalar a
Sandy? Así que llamé a Sergio y le sugerí hacer una obra para él, además
sabíamos que estaba enfermo… Y Sergio en muy poco tiempo empezó a trabajar en
la obra y por desgracia Sandy nunca llegó a escuchar la obra. Si llegó a ver la
partitura. Entonces quedó esto como un recuerdo de un hombre muy generoso. Llevo
tocándola un año, y cada día que la estudio me acuerdo de Sandy. ¡Aunque
también me acuerdo de mi amigo Sergio Assad! Para conseguir la melodía de Sandy
Sergio puso la A del alfabeto, equivalente a la nota La en español, sobre el La del piano. Así cuando llegas a la
S corresponde a un Mi. Después la A es un La, y así hasta conseguir la melodía
Mi-La-Sol-Re-Do.
En
este momento David canturrea la melodía
La pasacalle está basada en variaciones sobre ese
tema. El último tiempo es una Toccata, muy brasileña, pero el tema permanece
allí. Y a mí me gusta que el público lo sepa. Así que yo toco la melodía para
que ellos tengan una pista de lo que tienen que buscar.
Yo creo que es una de las mejores obras de Sergio y
creo que va a entrar en el repertorio general de la guitarra. Mucha gente la va
a querer tocar.
Me
parece muy importante que la gente sepa estas cosas. Siempre asociamos a la gente
con poder y dinero con cosas negativas.
Exacto. Esto es fundamental. Esto es algo que hace
mucho más en Estados Unidos donde hay muy poco dinero público. A veces el
dinero viene de un Banco o de una compañía grande. Yo toqué un concierto para
la empresa “Kellogg's”, es decir, toqué un concierto donde ellos financiaban
todo. Hay una ley del mecenazgo donde ellos se benefician de una reducción de
impuestos sobre este dinero y entonces a ellos les cuesta, por ejemplo, 70 dólares
el dar 100. Y esto me parece que va a ser necesario aquí también. Cada vez hay
menos dinero público y esperemos que en su lugar entre algo del dinero privado,
y que a las compañías les valga la pena financiar eventos o festivales. Está
llegando, tarde pero está llegando. Obviamente para la guitarra tal vez tardará
más. Vas a ver a una orquesta en Barcelona y puedes ver que está patrocinado
por Coca Cola, o lo que sea.
En
el repertorio que llevas actualmente todas o casi todas las obras son de
compositores-intérpretes: Scarlatti, Granados, Assad, Giuliani. Durante el
siglo XX parece que se produjo una ruptura entre el compositor y el intérprete.
Por una parte el que compone y por otra el que toca. Era como una corriente
establecida, quizás ya no tanto, en la que el guitarrista que compone se expone
de inicio a los prejuicios. Y digo yo que los habrá malos y los habrá buenos.
¿Qué piensas de ello?
Yo no tengo prejuicios. Si me gusta la obra la toco.
Y no lo hago porque la haya escrito un compositor no guitarrista o un
compositor guitarrista
-En
este momento se cruza Pavel Steidl por los pasillos del hotel y se hacen el
amago de saludar pero quedan para luego. Se saludarían al día siguiente
mientras le hacía la entrevista a Pavel Steidl. Podría parecer que los tenía
secuestrados, lo cual en buena manera era cierto… David continúa.-
Mucho del repertorio nuestro, de los siglos
anteriores, la gran mayoría lo escribieron guitarristas para tocar ellos mismos
o para sus estudiantes. En parte por la complicación que hay para escribir para
guitarra, si tú la conoces bien es más fácil que la guitarra suene mejor. A
veces si el compositor no tiene la ayuda del guitarrista para que le vaya
guiando se hace más difícil. Pero, por ejemplo, Bach, el más grande del mundo,
también tocaba. No solo escribía para otros. Y así pasa con Scarlatti, Couperin
y tantos otros.
En el siglo XX, muchos compositores no eran
intérpretes o no tocaban la guitarra, y han escrito obras maravillosas. Igual
el año que viene toco otra cosa. Tengo muchas obras escritas por compositores
no guitarristas, las cuales unas están muy bien y otras no. Hay buenas y malas.
Igual que por ser un cantautor no tienes por qué ser un mal poeta. Los hay
buenos y malos, como ocurre con los compositores-intérpretes.
-
David se ríe porque es muy discreto pero sabe que dice verdades como templos
sin señalar a nadie pero dando muestra de su sentido común.-
Y
cuando componen algo para ti, ¿propones tú o te proponen a ti?
A veces simplemente me lo dan o si son algunos que
conozco me gusta colaborar. Alguna vez he hecho que cuando me mandan la primera
idea lo toco y lo grabo en video, porque prefiero que me vean. Y les comento
cuestiones que pueden o no tener más éxito y les doy mi opinión para que ellos
sepan cómo voy. También ocurre que en la interpretación yo me equivoco, o
incluso notas que he podido leer mal, ellos me pueden corregir. A veces ocurre
que el compositor no te da ideas sobre velocidad u otras cosas, y lo haces
improvisando. Entonces si se lo mando ellos me pueden corregir de qué es lo que
quieren.
Se
ha dado el caso de que hayan compuesto algo para ti y hayas dicho: “Vaya… ¡Es
que no me gusta!”
Claro que sí.
Y
esto es un problema. ¿Qué haces?
Sí. Es un problema. Es incómodo.
Pero
también hay que ser honesto.
Sí. Al final sí.
Por eso lo de pedir una obra puede ser un riesgo. En
el caso de Sergio yo sabía que me iba a hacer una obra fantástica. Ya toqué
muchas cosas suyas y es un gran músico.
Y
además no para. Todos están estrenando obras suyas.
Es cierto. Pero yo creo que él está en su mejor momento.
Compuso toda su vida pero ahora es cuando puede componer mejor. Tiene el
reconocimiento en nuestro mundo y no es un riesgo pedirle una obra. Sé que va a
hacer obras buenas. Lo que sí le dije, aprovechando nuestra amistad, es que a
Sandy no le gustaba la música muy moderna, e hizo una obra muy melódica
pensando en lo que le gustaba a Sandy, sin cambiar lo que es su estilo. Así que
me alegro de habérselo podido decir porque a otros compositores que conozco
menos o que no conozco es difícil hacer
esto. Por eso hay que gente que comisiona más obras, pero yo no. Muy pocas
veces. Por eso prefiero que el compositor venga a mí y me muestre la obra y yo
decidir qué hacer, si tocarla o no. Porque es un riesgo. Pides una obra y
después no te gusta… Es muy difícil.
A
mi parece bien el dar ideas porque cuando uno compone muchas veces estás
buscando excusas para arrancar.
Tú tienes tu papel en blanco.
Entonces muchas veces puede servir como modelo de
inspiración ir como guía para ir por un lado o por el otro. El compositor tiene
la técnica, tiene su estilo, y el hecho de recibir estas ayudas extra-musicales
puede ser útil para él.
Yo creo que para el compositor es una ayuda. Nunca
sabes porque hay veces que la propia personalidad del compositor puede hacer
que lo rechace. Pero muchos compositores, casi todos diría yo, aceptan de buen
grado estas ideas, siempre y cuando se respete su estilo y no le cambies que lo
que él va a hacer, parece que puede servir de ayuda para su inspiración.
Cuando
tienes que tocar, el día del concierto, ¿cómo son los instantes previos a
tocar? ¿Necesitas mucho tiempo para acomodarte a la sala? ¿Qué es lo que haces?
Ahora, prefiero estar poco más de una hora. Tener
media hora en el escenario para ver cosas como que la luz esté bien, y si no lo
está tener algo de tiempo para intentar arreglarlo; si hay amplificación me
gusta comprobar que esté bien y si no la hay básicamente me gusta encontrar una
silla cómoda… Tocar un poquito, pero incluso eso, como la acústica no la puedes
cambiar, se trata solo de ver que va a sonar una determinada manera.
Cuando
tocas en esa prueba, ¿tocas algo del repertorio o tienes algo preestablecido?
Si suelo tocar algo del repertorio. Si voy a tocar
algo con partitura me gusta tener esto en orden y tocar algo de esto y aquello.
Hay salas donde puedes tocar fuerte y suena bien y eso lo descubres ahí mismo.
En otras salas compruebas lo contrario, que al tocar fuerte suena feo. En las
salas muy secas es mejor no tocar fuerte. Pero como es algo que no se puede
cambiar no necesito estar dos horas en la sala. Se me hace largo el momento. Es
como estar mirando el reloj para ver lo que falta. No me gusta. Prefiero tener
poco tiempo y una vez dentro del camerino calentar un poco.
Para mí, el día ideal del concierto sería estudiar
un par de horas por la mañana, no más porque ya habría estudiado el día
anterior, y después echarme una buena siesta. Es el único día que de verdad me
gusta dormir un poco. Me sirve de separación entre las horas de estudio de las
horas de preparación. Si no, a veces y especialmente si es un concierto
importante, el día se puede hacer muy largo. Si estás un poco tenso o nervioso
son muchas horas de tensión entonces me gusta llevar esa rutina de estudiar,
dormir… Si no es un desgaste, que además no sirve para nada. Antes del
concierto tienes que estar preparado así que estar tocando todo el rato es algo
que no me sirve. Por eso toco yo estudio muy poco lo que es la tarde del
concierto.
¿Te
gusta repasar el repertorio entero?
Suelo repasar tal vez no todo pero sí bastante. Hay
días que me gusta tocarlo todo y hay otros que me gusta ir a puntos clave sin
tocarlo todo. Lo que pasa es que no siempre va a ser igual. Hay veces que en
esa tarde tienes que hacer algo de televisión, o cuando llegas allí está todo
mal y entonces tienes que estar mucho tiempo arreglando cosas… Aquí por
ejemplo, en Córdoba, como en estos días toca mucha gente suele estar todo
arreglado. Es más difícil cuando vas a un sitio en el que tienes que tocar con
amplificación y nunca antes se ha trabajado con guitarra amplificada.
Y
cuando tienes problemas de ese tipo o problemas como los que hablábamos antes
con los viajes, ¿cómo mantienes la calma y la concentración para el momento del
concierto?
Lo más importante es estar preparado semanas antes.
Tener preparado el trabajo previo. En un año que tienes muchos conciertos es
fácil porque vas a tocar básicamente lo mismo. Igual hay una o dos obras
cambiadas pero ese trabajo está hecho.
Una vez, hace no mucho tiempo, habíamos discutido
con el organizador sobre si el día libre sería el día antes o el día después
del concierto. Yo creo que quedamos en que sería el día de antes. Entonces
llegamos allí, en un país extranjero, paseamos un poco y hacia las cinco
llegamos al hotel y estaba el organizador. –“¿Tomamos un café?”- Le pregunto al
organizador. Y éste me dice que los días de concierto prefiere no tomar café.
Entonces en ese momento me entero de que ¡el concierto era ese día! Me quedaban
para tocar solo dos horas. Afortunadamente el hotel estaba cerca… Y no pasó
nada. El concierto me salió perfecto. Me salió bien. Pero eso no va a volver a
pasar. En general, simplemente hay que estar preparado. Si de repente hay que
hacerlo, pues se hace. Y eso yo creo que la mayoría de los que hacemos muchos
conciertos y estamos viajando habitualmente estamos preparados para estos
imprevistos.
Cuando
estás tocando, ¿por qué pasa muchas veces que de repente en el momento de tocar
en concierto o grabar oyes muchas más cosas que en la sala de estudio? ¿Esto
ocurre por falta de sentido crítico en el estudio? ¿Por la tensión?
Es como un cambio de papeles. Deberíamos ser súper-críticos
en casa y súper-benévolos en el concierto con cualquier chasquido o cerdeo que
aparezca. Deberíamos pensar: “No importa”. Y esto es así. Si la idea general no
se rompe no importa. Pero efectivamente somos mucho más críticos en el
escenario. Quizás porque nos sentimos un poco a prueba y no tanto cuando
estamos solos en casa. Y a veces estamos demasiado pendientes de lo que está
pensando la gente de lo que estoy haciendo. En realidad podemos pensar que
hicieron un esfuerzo para venir; vienen porque quieren; porque les gusta. Pero
la mente a veces no deja entrar esta parte y se queda con el “¿qué estarán
pensando de mí?”.
Pero bueno, yo a base de tocar mucho soy capaz de
desviar la parte negativa y quedarme con la parte positiva. Me es mucho más
fácil hacer eso si de verdad he hecho el trabajo y estoy preparado. Porque si
tú de verdad trabajaste bien y te sabes bien las obras, en cierto modo, más no
puedes hacer. Puedes tener la conciencia tranquila de que hiciste todo el
trabajo. Y a mí esto me sirve para conseguir no ponerme demasiado nervioso, o,
si estoy nervioso, que no me estropee lo que sí puedo hacer.
Has
recibido un premio honorífico (Julio 2013) hace pocas fechas en torno a la
figura de José Tomás. Siempre has dicho que José Tomás ha sido tu maestro y
gran profesor. ¿Qué valoras en un profesor? ¿Qué cualidades crees que debe
tener un buen maestro?
Creo que por encima de todo debe saber inspirar. Por
supuesto los detalles técnicos y musicales deben estar. Pero debe saber sacar
lo bueno del alumno, y José Tomás conmigo fue el mejor. Cuando yo empecé a
estudiar con él, no tenía todo lo técnico resuelto pero, salvo detalles, yo
seguí igual. Y musicalmente mi personalidad estaba también medio hecha. Pero él
sabía concretar. Como joven yo tenía muchas ideas sobre todo, pero él
concretaba. Él era muy bueno en especificar lo que se necesitaba para cada
estilo y las opciones que había para cada caso. Me enseñó a respetar lo básico
del compositor y el estilo y a partir de ahí infundir mi personalidad. Con
Bach, Sor, etc.
José Tomás era muy organizado. En su forma de pensar
sobre la técnica, sobre lo que funcionaba y lo que no. Yo no lo era para nada y
aprendí mucho de él en ese sentido. Pero lo más importante para mí fue la
sensación que me causó. La primera vez que lo conocí, en el curso de Santiago
de Compostela, cuando lo terminé tuve como seis meses para estudiar lo que me
había enseñado. Me sirvió para muchos meses de trabajo. Entonces, la
inspiración me parece lo más importante.
Es
muy importante, y a veces muy difícil, que el maestro trate de inspirar y no de
adoctrinar. Es decir, que no trate de transmitir lo suyo en ti. Que no trate de
generar copias de sí mismo y de su forma de pensar, como a veces pasaba con
Segovia. En este caso él tenía su personalidad, grande y fuerte, y si cuadrabas
era genial pero si no…
Pero si miras los alumnos de Segovia, por ejemplo,
al propio José Tomás, no tocaba nada como Segovia; John Williams, tampoco;
Christopher Parkening, de joven es verdad que sí hacía cosas como Segovia;
Oscar Gighlia, no se parece nada. Hay un momento en el que sí tienes que imitar
a tu profesor. Para aprender todo lo que quieres aprender de alguien lo mejor
es hacer lo que hace éste. Pero después tu propia personalidad tiene que salir.
Y si lo dejas salir vas a ganar todo lo que pudo enseñarte Andrés Segovia o, en
mi caso, José Tomás.
De todas formas, yo no estudié semana tras semana
con José Tomás. Estudié con él puntualmente en varios cursos y en Alicante me
atendió también. No era como el estudiante de conservatorio que estudia con un
profesor varios años, aunque me hubiera gustado. Yo llegué con la personalidad
musical medio hecha, con unos 20 años, y es diferente esto. Le vi durante
varios años pero de esta manera. Le nombro como mi mejor profesor porque fue el
que más me dio. Tuve otros pero no tuve la sensación de que me dieran algo tan
valioso como lo que me dio José Tomás.
En
otra ocasión que tuve de hablar contigo me hablaste del poco tiempo que tenías
para hacer música de cámara. Pero en tus inicios tocaste con mucha gente y
llegaste a hacer varias grabaciones, y en formaciones poco habituales. ¿Cuál te
atraía más?
Sí. He tocado con viola, contrabajo, violín… Pero
una cosa son las agrupaciones que por lógica funcionan bien, como el dúo de
guitarras; guitarra y viola funciona fenomenal, que aunque puede tocar fuerte
no chilla tanto como el violín, y además el registro es parecido al nuestro.
Hace 30 años no había tantos que fueran excepcionalmente buenos pero ahora hay
muchos violistas con muy buen nivel, y es un dúo muy bonito.
Otras agrupaciones como el dúo con contrabajo, en
realidad no entran ni con calzador. Pero es que contrabajo con ningún
instrumento, como instrumento solista, que en realidad no es. Pero si tienes un
buen amigo que toca muy bien el contrabajo y le gusta tocar a solo de vez en
cuando se puede montar un repertorio. Con el contrabajista que yo trabajé,
algunas obras las escribió él para tener un repertorio interesante, y otras
hicimos arreglos de música escocesa, o arreglos de cello y clavecín del
barroco… pero básicamente lo hicimos porque éramos amigos. Y con muchas de las
combinaciones que toqué pasó algo similar.
Con Dennis (Milne), que tristemente falleció,
participé en un grupo muy raro que él tenía con flauta, oboe, dos violines,
piano… y varios de ellos eran compositores y escribían obras para agrupaciones
de estas tan raras como oboe, clavecín, contrabajo y guitarra. ¿A quién se le
ocurren estas agrupaciones? Bueno, pues a gente como esta. Y en aquella época
yo tocaba mucha música contemporánea de cámara.
Pero las cosas cambian. Y cuando viajas mucho ya no
puedes ensayar tanto, y especialmente los “experimentos” musicales necesitan
tiempo. Yo no quiero sacar al público algo que tenemos a medio cocer. Y en su
época entre nosotros nos reuníamos mucho. ¡Aunque no nos daban conciertos!
-
David se ríe y se me pasa por la cabeza lo difícil que es innovar y dejar
libertad para hacer exactamente lo que quieres y no lo que el público te
demanda.-
Los pocos conciertos que salían estaban muy bien
preparados. El repertorio estaba muy bien preparado aunque siempre era muy
extraño.
También
tocaste con Raphaella Smith.
Si. Ella era unos años más joven que yo y la conocí
estudiando con José Tomás y se hizo alguna grabación.
Después
de 32 años de giras; unos 25 discos; conseguir varios de los mejores premios en
concursos… ¿Cómo consigue David Russell mantener la motivación para seguir
tocando al más alto nivel? ¿No se te ha pasado por la cabeza el relajarte?
Hay algunos músicos que quieren jubilarse, como por
ejemplo John Williams que anunció en el concierto que iba a dar en Coventry, creo
que en Inglaterra, va a ser uno de sus últimos conciertos. Tiene como unos 75
años. Julian Bream ya se jubiló, y tendrá como unos 80...
Mi mujer me dice que si yo empiezo a tocar mal ella
va a ser la primera que me va a decir que la cosa no funciona. Algunos siguen
luchando y luchando y entonces la cosa sale mal… Yo prefiero dejarlo si con el
paso de los años veo que la cosa no funciona. Otros no es que se jubilen pero
buscan otro trabajo, como un puesto en un conservatorio, pero yo nunca tuve ese
tipo de trabajo. De momento no tengo ganas. Algunos piensan que sería bonito
tener vacaciones de verano y estas cosas pero ¡yo tengo vacaciones casi todos
los días! Alrededor de los conciertos suelo tener clases, con alumnos que
vienen entusiasmados y preparados, y yo no tengo que estar sacando dientes a
los alumnos que vienen cada semana. Eso a mí me parece mucho más difícil que en
el caso de mis clases. El hecho de mantener el entusiasmo.
Y aunque sé que hay mucha presión y muchos viajes,
mi mujer viaja conmigo siempre y entonces a mi me da igual esto.
Alguna
vez has comentado que tu casa son los hoteles…
Sí. Lo pasamos bien. Y luego cuando estamos en casa
no tengo que atender a un montón de alumnos. Yo disfruto de dar clases porque
doy pocas clases. Y luego disfruto de los conciertos porque es lo único que
hago bien en la vida. Entonces, mientras me salga bien y mientras me quieran
contratar voy a seguir tocando. Que igual dentro de dos años digo otra cosa.
Hace como unos 10 años decidimos tomarnos un año
sabático. Estaba muy quemado y sentía que era demasiado. Y aquel año me enseñó
que prefería hacer lo que estaba haciendo aunque de vez en cuando canse mucho
pero es una vida muy buena y muy divertida. ¡Es el sueño de muchos
guitarristas!
¿Para
el futuro tienes pensado ya la programación?
Para mí lo más importante es pensar, en el verano,
lo que voy a tocar para el próximo año. Algunas cosas las tengo pensadas pero
no estoy seguro y después intentamos cada año visitar uno o dos países nuevos.
Ya estuve en La India, Ecuador… Y aprovechamos para disfrutar y conocer el
sitio para que nuestra vida no sea solo saltar de ciudad en ciudad sin parar
nada. Hay muchas veces que llegas a un sitio, tocas y te vas. Y esto nos da la
posibilidad de estar, por ejemplo, en un sitio como Ecuador y estar animaditos
en la playa.
La entrevista finaliza aquí y me
llevo la doble alegría de haber podido charlar con este maestro de la guitarra
y de haber disfrutado de sus interpretaciones una vez más. El talento, el
compromiso y la humildad al servicio de la música y de la guitarra.
Córdoba 2013
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