26 oct 2012

Entrevista Barrueco III

Entrevista a Manuel Barrueco
Fernando Bartolomé Zofío. MGE. Julio 2012 Córdoba


 
Con Plácido Domingo tocaste el Concierto de Aranjuez y éste dijo sobre vuestra colaboración: “Las notas están ahí, somos músicos y podemos leerlas perfectamente, pero en la interpretación llegamos a un entendimiento mutuo que lo hizo fantástico”. ¿Qué lenguaje hablabais los dos?
Me cuesta un poco hablar de esto porque siento que indirectamente me estoy dando un halago a mí mismo, y esa no es la intención. Este hombre es un gran músico y yo creo que en las cosas que hicimos encontramos una afinidad musical. Lo que pasa es que puede parecer un atrevimiento. Mejor, quizás puedo decir que yo me identifiqué o comprendí aquello que él hacía. Es cierto que si lo dice él también fue del otro lado.

Hablábamos antes de tener una conversación. Cuando tienes una conversación con una persona y hay un “click” y hay entendimiento y va para adelante o, por el contrario, piensas “¿Qué está diciendo? No entiendo”; “¿Cómo puede pensar esto?”.Y ese tipo de cosas. Y con Plácido era así. Era obvio todo lo que me decía. No había que hablar nada.

Hay una expresión que me gusta mucho y que me gusta usar a veces. No creo en ella, pero es bonita. “Si tienes que explicarlo es porque no está funcionando”. Es decir, si yo toco una cosa y tengo que explicarte por qué tiene que gustarte es que no está funcionando.

Aquí decimos que si tienes que explicar la gracia de un chiste pierde la gracia. No hay entendimiento.
Eso es. Lo que pasa es que en el terreno de la música la frase no es justa tampoco porque a veces una explicación sí puede ayudar mucho. Especialmente con cosas más modernas.

Con Plácido, cuando dirigía la orquesta era como que le dirigía su forma de cantar. Y esto se escucha en la grabación. Se ve que es él.

También específicamente con la música española tenía que ver [esta afinidad]. Yo he escuchado mucha música española, en Cuba también, y mucho de guitarra española, al igual que él. Y así todo estaba claro para los dos
Hay un momento, cuando grabamos las canciones [en el monográfico grabado con la música de Rodrigo] en un estudio de grabación que se llama Hit factory, y allí estábamos sentados uno enfrente del otro. Imagínate. Eran obras que yo no había tocado antes con nadie ni tampoco eran conocidas. Entonces yo leía una vez, dos veces, y veía como poco a poco esas notas empezaban a coger vida. Era dejar de hacer notas solo y empezar a hacer expresión. Fue mágico. Y hubo un momento en el que había un rubato y le dije : “Si cuando lo cantas lo mueves yo te puedo seguir”. Lo hizo y salió enseguida.

La verdad es que fue una experiencia que nunca pensé que iba a tener en mi vida. Trabajar con una persona así fue muy bonito.

[Manuel se queda parado pensando y me mira echándose a reír]. “Te voy a contar una cosa” me dice con tono enigmático.

La grabación se iba a hacer con otro director. Un director austriaco. Entonces recibí una llamada diciéndome que no iba a poder hacer la grabación este señor pero que tenían una alternativa: Plácido Domingo. Me dieron tiempo para pensarlo (¿Pero qué coño hay que pensar? Me dije yo). En el acto dije que sí. Creo que no podría haber mejor persona para hacerlo. También en parte por el personaje, la personalidad. Todo eso junto.

Quizás no hubiera sido igual con el otro director porque no la sentiría igual. Y a lo mejor eso fue lo que pasó. Que había una forma similar de sentir esa música.

Tú trabajas en el Conservatorio de Peabody y en alguna ocasión has dicho que su departamento de guitarra es uno de los mejores del mundo. En lo que se refiere a los ensembles de guitarra. ¿Tiene algún programa específico para ello o está más enfocado al instrumento solo?
Lo que era el departamento ahora se enfoca más por estudios. Y te voy a hablar del mío con mis alumnos.

Photo: Stephen Spartana
En la actualidad tengo algunos alumnos que son increíbles. Por ejemplo tengo a dos alumnas que han formado un dúo, BeijingGuitar Dúo y trabajamos ese aspecto. Incluso a veces trabajamos a trío. Para mí fue una cosa lógica. Vi que estas dos chicas tenían que tocar juntas. Entonces el tema de la música de cámara lo hago yo con ellos. Es una parte importante. Incluso lo uno con lo otro se complementan. Por ejemplo, a veces tratar de explicar a un guitarrista la importancia del ritmo es imposible hasta que lo pones a tocar en un grupo. Entonces por fin se dan cuenta de la importancia que tiene en la música.

También tuve un cuarteto y pudieron tocar con la orquesta de Baltimore el último movimiento del Madrigal (Rodrigo), y quiero hacer más pero el tiempo es el que es. Pero con ellas está claro que ese es su futuro.

Mi experiencia en la carrera fue que la música de cámara estaba bien para un ratito a la semana pero lo importante era el apartado de solista. O al menos esa es la impresión que tengo. Conforme he ido adquiriendo más experiencia como profesor he ido viendo que la música de cámara es una cosa que funciona perfecto. Veo que tiene tantas cosas buenas, ya no como complemento sino en la formación musical y en el aspecto educativo en general que pienso que la música en grupo es fundamental. Incluso desde que prácticamente no saben ni tocar.
Estoy de acuerdo

Por desarrollar el volumen, por escuchar, por afinación, por respetar al que está al lado… Muchas veces cuando estás con la partitura a solo estás a lo tuyo y ya. Pero si ya tienes que estar atento a lo que hace el solista, a su fraseo, que te obliga a estar atento a muchas cosas.
Esa es la música. Es el enfoque de la música. El común denominador es la música. Te saca de ti.
Te ayuda a disfrutar. Tocar a solo requiere una responsabilidad que a veces parece que te impide disfrutar.

La guitarra es un instrumento muy difícil como solista, y una guitarra, por ejemplo, en dúo, es mucho más natural que una guitarra sola. Musicalmente se puede hacer mucho más. No solo en el número de notas, que al final no es lo más importante, sino en la parte musical.

Si uno está tocando una obra de melodía con acompañamiento a solo, habrá momentos que no podrá poner un vibrato que quiere porque la mano está comprometida con otra cosa que tiene que hacer. Si la obra es en dúo, uno puede hacer lo que le dé la gana, siempre que la obra esté bien escrita. Y con el acompañamiento también. Cosas como la articulación. Las limitaciones físicas hacen que realizar bien la articulación tocando a solo sea muy difícil.

Parece que uno puede estar más centrado en la música.
Y es que uno puede estarlo más. Quizás en los detalles de la música.

¿Se entiende mejor así?
Bueno, es más perfecto. De eso no hay duda. Aquí es verdad que estamos generalizando. Podrá haber excepciones. Recuerdos de la Alhambra, quizás no sería tan fácil distribuir bajos por un lado y el trémolo por otro.

Una ventaja del solista es que puede hacer lo que le dé la gana, pensando en la parte positiva de ello, y que tiene mucho control de lo que está pasando. Cuando uno está en un ensemble hay limitaciones en este sentido. Hay que tener una disciplina y tener mucho cuidado con lo que uno hace. Hay que cuidar de hacer las cosas como se ensayaron, cuando se toca en grupo.

¿Qué elementos fundamentales crees que debe reunir un ensemble? ¿Qué características son los más importantes para que funcione bien?
Tiene que haber una comprensión. Si yo te estoy acompañando y cuando yo te oigo tocar o cantar la melodía comprendo lo que haces me es más fácil acompañarte que si no entiendo lo que estás haciendo. Si no lo siento no puedo. Entonces en un grupo se tiene que dar esta comprensión, pero no solo explicándolo sino sintiéndolo también. Hay que sentirlo igual, más o menos.

Pero también hay ciertos músicos que son más flexibles que otros. Hay unos que son más capaces de entender diversas maneras de hacer algo y otros que solo pueden verlo de una forma.

Quizás entra aquí el factor tiempo. No es lo mismo unos músicos que se juntan para una actuación puntual, con el tiempo justo, que otros, como es el caso de los Assad, que son un dúo establecido y llevan tocando toda la vida juntos. ¿Cuántos ensayos puedes tener para una grabación de un dúo o, por ejemplo, para el proyecto con el cuarteto Latinoamericano?
Sí, pero ahí la cosa es más fácil. Uno de los problemas más difíciles con el ensemble de guitarras es la cuestión del ataque, que se supone debe estar junto. Si una guitarra y un violín no están exactamente juntos no se va a notar tanto, salvo que la guitarra toque primero, que entonces se nota mucho. Con dos guitarras la coordinación precisa es fundamental y es una de las cosas más difíciles, en mi opinión. Con guitarra o instrumentos con este tipo de ataque, como el piano.

También he hecho dúos con arpa y el problema es similar.

¿Qué tocaste con arpa? No es bastante habitual.
Tenía un amigo que tenía un dúo para esta formación y tenía muchos arreglos. Entre ellos el arreglo del Amor brujo. También hicimos L’encouragement de Sor y sonaba muy bonito.

Por cierto vi un video de David Russell contigo tocando esta obra de Sor con algunos años de menos y la barba un poco más negra...
Si pero eso es el tinte…

Diferencias entre tocar cámara o tocar con orquesta.
En general lo que se puede decir es que uno debe ser consciente de cuándo es el líder y cuándo uno está acompañando o es parte del ensemble. Uno tiene que tener eso claro. Cuando uno es parte de todo ese engranaje debe tomarlo así y convertirse en parte del grupo; cuando uno es líder tiene que llevar la melodía o lo que sea y tiene que ejercer ese liderazgo. No se puede ser tímido.

Es más democrática la cámara.
Foto Festival de Córdoba
Eso depende ya de cómo se escriba la obra. Hay obras de cámara con un solista claro. Pero hay que reconocer esto, adaptarse, entrar en cada momento. Pero en realidad es una conversación y hay que saber cómo llevarla, cuándo destacar y cuando no.

Es muy importante ser muy claro en lo que uno haces. Si tú eres un músico muy claro en lo que haces, si es una conversación muy clara, entonces es fácil para los otros músicos seguirte. Si no es clara entonces les va a ser muy difícil. Y yo trato de ser muy claro en lo que hago porque las cosas salen mucho más rápido y se hace mejor.
Hubo una vez al tocar el Aranjuez, sin ensayo, no recuerdo el problema que hubo, uno tiene que saber en ese momento lo que uno puede esperar y lo que no, cómo seguirlo a uno… Por ejemplo, la última escala del tercer movimiento. Uno no puede hacer lo que le dé la gana y esperar que el director le siga a uno, y que salga lo que se le ocurra en ese momento. Uno tiene que ser consciente de lo que puede esperar de los otros músicos. Has de ser muy claro

El ser claro es una cosa positiva. Porque si tienes más tiempo para ensayar se puede dedicar para otros detalles, en lugar de atender a problemas con el tiempo, el fraseo, etc. Y el saber cómo seguir a los otros es fundamental porque da la opción de hacer más.
Lo de poderlo hacer rápido puede ser también una cosa económica también. Cuando uno ensaya con orquesta, por ejemplo, eso cuesta dinero. Tienes que hacerlo rápido.

[Risas pensando en una anécdota] Yo tengo un alumno que es muy idealista y tiene una forma muy personal de ver las cosas. Iba a tocar el Aranjuez, y yo creo que él pensaba que el director iba a estarse tres horas en un cierto tenuto o en detalles así. Cuando empezó el ensayo, más o menos, el director le vino a decir: “Toca la obra y nos vamos. Tira para adelante”. Pero es que ese es el oficio también. Cuando una orquesta toca, ellos hacen lo mejor que pueden con una cierta cantidad de ensayos.
Creo que era Bernstein quien decía que para hacer grandes se necesitaban dos cosas: un plan y no demasiado tiempo.

Es la realidad. A la orquesta le gustaría tener un mes para cada concierto pero eso no va a pasar. Aunque en realidad, pienso que no van a querer un mes porque hay un punto en el cual se comienza a perder un poco de interés.

Normalmente, en la actualidad, si uno va a tocar un concierto, aunque sea un concierto nuevo, no es nada extraño tener un ensayo, el ensayo general y tocarlo. Si es nuevo el concierto quizás haya un ensayo más pero nunca más que eso.
Los músicos están entrenados para eso. Ellos saben que comienzan los ensayos y que cuatro días después van a ejecutar la obra en público. Y cuando se preparan eso es lo que tienen en mente. Es un trabajo de mucho estrés. Pero es lo que hay...



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