Ex Corde: La música y mucho más (I)
Entrevista por Fernando Bartolomé
Con motivo de la celebración del curso Ex Corde para guitarristas celebrado hace escasas semanas hemos aprovechado la oportunidad para entrevistar a los organizadores del evento para que expliquen su visión de la pedagogía, de la música de cámara, improvisación e incluso del papel del músico en la musicoterapia.
Se trata de Cláudio Tupinambá, Abelina Vidal, Pilar Rius y José Pablo Polo, miembros del cuarteto de guitarras Ex Corde, una formación de gran prestigio y reconocimiento, rica en formación técnica y musical, y con el aliciente de tener influencias y visiones de la música aparentemente distantes que acaban confluyendo en un mismo destino enriquecido por su eclecticismo, que acaba por hacer más grande el todo que la suma de sus partes. Con un acercamiento moderno a la música y a la pedagogía, tratando a los alumnos en su faceta de músicos, más como personas que como instrumentistas, nos hablan de todos estos interesantes temas, de música y mucho más.
¿A quién va dirigido vuestro curso Ex Corde?
A Alejandra, a Miguel, a Laura, a Marta, a Magel, a Jorge… a cada uno de los que su pasión por la guitarra les ha llevado a matricularse en nuestro curso, independientemente de su nivel o trayectoria con el instrumento. Los contenidos y el repertorio se están preparando en función de las características de cada alumno para que de manera individual y en conjunto puedan desarrollar sus capacidades. Estamos planificando el material de trabajo a su medida, por lo que podemos decir que para nosotros el curso empezó el primero de julio.
Habéis conseguido organizar un curso muy atractivo que se diferencia del curso de formación estándar para guitarristas al que estamos acostumbrados. ¿Es complicada la estructuración de un curso así? ¿Qué implica llevar a cabo un curso de estas características?
Desde el primer momento hemos tenido la intención de desmarcarnos del modelo tradicional de curso de guitarra. La pluralidad de los profesores y de sus trayectorias artísticas nos ha permitido confeccionar un curso donde el hecho musical se aborda desde un punto de vista multidisciplinar, potenciando aspectos básicos de la formación del alumno como son la música de cámara, la educación auditiva a través de la improvisación, el análisis musical…Utilizando la guitarra como medio y no como fin, procuramos ofrecer al alumno recursos técnicos y metodologías de trabajo que le permitan ampliar su potencial.
En cuanto a la complejidad de organización, no podemos negar que existe. El arco de edad –este año tenemos alumnos de 8 a 43 años– ya implica un esfuerzo de adaptación por parte del profesorado. Por otro lado, nuestro objetivo de crear un curso donde se huya del modelo de educación depositaria en favor de una enseñanza integral en el que se compartan vivencias y praxis musical genera un trabajo añadido.
En este curso Ex Corde se ha pretendido llevar al estudiante de música, en este caso de guitarra, a obtener una formación desde una perspectiva global, en el que tiene cabida la tutela técnica, la habitual en este tipo de cursos veraniegos, pero en la que se hacen referencia a aspectos tan importantes como la improvisación, la técnica de estudio o el análisis del repertorio. ¿Cómo enfocáis estos aspectos? ¿Cómo se puede dar continuidad a lo que se aprenda en este curso? ¿Recomendáis alguna bibliografía al respecto?
Desde un primer momento se consideraron imprescindibles para la realización del curso aspectos relacionados con la improvisación y el análisis musical. En primer lugar el trabajo de la improvisación genera en el estudiante un entrenamiento auditivo desde la práctica instrumental y un mayor conocimiento de los recursos melódicos, armónicos y tímbricos que le brinda el instrumento. Por otra parte el análisis musical es fundamental para proporcionarle al alumno una serie de herramientas que le permitan abordar con rigor interpretativo todo tipo de repertorio. Los diferentes recursos prácticos y teóricos que ofrecemos en el curso no los concebimos como un evento puntual. Intentamos que sirvan como impulso al proceso de información, es decir, pretendemos otorgar al alumnado las herramientas necesarias para que sean ellos mismos los que puedan continuar con su formación a partir de lo aprendido durante el curso. Por otra parte gracias al apoyo de la Fundación Música Maestro (www.fundacionmusicamaestro.com) la labor pedagógica del Cuarteto Ex Corde es continua a lo largo del año a través de los diferentes encuentros orquestales que organizamos con el alumnado. El pasado mes de mayo conseguimos reunir a 45 guitarristas de la Comunidad de Madrid para la realización de un encuentro orquestal con un fin solidario: apoyar la labor humanitaria que realiza la Asociación Nuevos Pasos en Perú, Bolivia y España.
En cuanto a la bibliografía, dado el gran abanico de niveles que manejamos en esta edición del curso es difícil ceñirse a una bibliografía específica. Hemos partido de los conocimientos previos del alumno para poder darle el mejor material didáctico posible en función de sus necesidades.
Uno de los aspectos que más me ha llamado la atención es el de la guitarra para musicoterapeutas, con o sin conocimientos previos de guitarra. ¿En qué medida puede ayudar la guitarra, o la música en vivo en general, a la musicoterapia? ¿Se trabaja con música específica o se usa la improvisación?
La musicoterapia utiliza la música como herramienta terapéutica, y la guitarra es uno de los instrumentos que mejor se presta a la interacción médico-paciente en este ámbito. Muchas veces el musicoterapeuta tiene una amplia formación en el área médica y en el área musical, pero se encuentra carente de recursos a la hora de utilizar la guitarra en sus sesiones de trabajo – incluso cuando se trata de un guitarrista con una buena formación y una técnica sólida, porque no es lo mismo dar un concierto o participar en una jam session , que improvisar o tocar en un contexto clínico.Cláudio Tupinambá, uno de los integrantes de nuestro cuarteto, tiene una amplia experiencia en el entrenamiento directo de musicoterapeutas con muy diferentes trasfondos, para desarrollar la eficacia de cada uno en el manejo de la guitarra en sus sesiones clínicas, desde la preparación del material hasta la capacidad de responder espontáneamente a situaciones musicales inesperadas – donde claramente entra la improvisación en todos sus niveles de estructuración y libertad. Hemos pensado que sería una aportación muy enriquecedora a nuestro curso, y muy útil a la comunidad de la musicoterapia en general, debido a la escasez de formaciones de este tipo en nuestro país.
Hay otro apartado del curso en el que se trabaja específicamente la música de cámara. ¿En qué medida creéis que es importante para un músico el trabajo de grupo?
El trabajo en grupo es esencial desde el inicio de la formación del músico, tanto como el trabajo individual. Partiendo de unos códigos inherentes a la propia construcción de la disciplina, el carácter y la responsabilidad personal, cualquier músico debe tener desde sus inicios una sólida base camerística.
Vivimos en una sociedad en la que nos comunicamos, y la música no es ni más ni menos que el reflejo de esta necesidad humana de comunicación, en la que aprender a escuchar y transmitir un mensaje, esta vez cifrado con parámetros diferentes a los del lenguaje verbal, se convierte en una forma de interacción imprescindible y enriquecedora como la vida misma.
Precisamente porque el estudio oficial de la guitarra está tradicionalmente ligado al papel de intérprete-solista, una de nuestras intenciones en el curso es poner de relieve el apartado de la música de cámara, de forma que el alumno, además de interactuar y compartir su experiencia musical con otros compañeros, desarrolle valores como el respeto y la tolerancia. El enfoque del curso va sobre los músicos como personas, no sobre instrumentistas.
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