¿Por qué voy a tener que compartir la "gloria" con otros cuando puedo tocar a solo? ¿Por qué voy a molestarme en tocar un repertorio más "fácil" cuando tengo nivel para mucho más? ¿Qué gano tocando música en grupo?
Los músicos como los guitarristas o los pianistas, acostumbrados a sus andanzas en solitario y a pasear el ego por las salas de música, han pecado, hemos pecado, de infravalorar las posibilidades de la música de cámara, y en el caso de los guitarristas, las de la música de conjunto de guitarras.
Afortunadamente, en los planes de estudios de hoy se le da una importancia a la música en grupo que antes no existía pero en cualquier caso no estoy hablando de instituciones ni de programas. Estoy hablando de actitudes.
La música en grupo es tan importante para la formación musical como para educación general y debemos tener una actitud positiva y activa hacia ella por muchas razones.
Tan solo voy a dar 7 razones apoyando mi argumento de las cuales la primera bastaría probablemente para desequilibrar la balanza de lo positivo hacia la música en grupo:
1. Es divertido. La satisfacción de compartir la música, cualquier cosa, con otra gente que disfruta con ella como lo haces tú hace que las horas que inviertes tu solo trabajando en casa tengan una recompensa inmediata. Da igual la dificultad. La música en grupo nos permite disfrutar y facilita el aspecto divertido y lúdico de la misma.
2. Repertorio nuevo. A veces los músicos, y no digo nada de los guitarristas, podemos caer en la trampa de abusar de un repertorio atractivo pero trillado. Como aquel que no sale de su pueblo porque no va a encontrar naca mejor. Con la música en grupo podemos tocar cosas que no tocamos habitualmente a solo y descubrir nuevas músicas, nuevos compositores o arreglos de músicas de otras agrupaciones o instrumentos que sean atractivos para el que toca y para el que escucha..
3. Aprendemos a escuchar. En grupo compatirmos muchas veces los roles que asumimos para uno mismo en la música a solo. Esto nos permite prestar atención con más facilidad al resultado sonoro del conjunto, es decir, a lo que uno hace pero también al total.
4. Aprendemos a afinar. Una de las primeras cosas que hacía un niño cuando aprendía a tocar la guitarra era afinar. Hoy parece relegada esta destreza para el final de la carrera profesional. Si tocas desafinado puede ser muy desagradable pero si tu oído no está al nivel quizás no pase nada. Pero cuando tocas con más gente... Te aseguro que no permitirán tus desafines.
5. Aprendemos de los demás. Hasta en los grupos más homogéneos cada músico tiene muchas cosas que los demás no tienen. Y no hablo solo de técnica. Hablo de influencias, formas de trabajar, capacidades sociales, organización, sonido... Esto hace que siempre se pueda aprender de los demás.
6. Aprendemos a respetar. No se trata de ser el mejor en el conjunto sino de hacerlo mejor. ¿De qué me vale tener un sonido potente si lo uso para tapar lo que hace la melodía principal? Tenemos que respetar a los demás y, por supuesto, a la música.
7. Nos hace mejores músicos. La música de conjunto nos hace prestar una atención superior al sonido, por encima de la técnica, aunque está claro que es fundamental. Hace que prestemos atención a la afinación, precisión rítmica, tempo, dinámicas, fraseos, timbres, formas. Hace que veamos la música como algo muy vivo, práctico e inmediato.
¿Qué más queremos? Hay mucho pero que mucho más. Pero por hoy nos vale con estas razones. Antes decía que con la primera de las razones podría terminar el artículo. Sería suficiente. No hay nada mejor que hacer lo que a uno le gusta y disfrutar con ello.
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